LA SANTIDAD
HILDA DE VILLEGAS
La
Santificación es el propósito que Dios tiene para nuestras vidas…
La Voluntad de Dios es vuestra santificación...
Introducción
¿ Qué es la Santidad?
Santidad: Separación o distinción, lo que es reservado o separado para Dios.
La Santidad de Dios de
acuerdo a la revisión bíblica, es una cualidad de Dios y del Espíritu de Dios,
lo que significa que Dios es Santo.
Es una virtud indispensable
que tiene que poseer todo creyente, este debe ser caracterizado por la
santidad.
También se le da santidad
como atributos a algunas cosas, lugares, objetos y Días.
Pero vamos a ver la
Santidad según Isaías capítulo 6 verso 3 al 7.
Santo,
santo, santo.
“Y
el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los
ejércitos; toda la tierra esta llena de su gloria.
Y
los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la
casa se llenó de humo.
Entonces
dije: ¡Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y
habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al
rey, Jehová de los ejércitos.
Y
voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido,
tomado del altar con unas tenazas; y tocando con el sobre mi boca, dijo: He
aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.”
En Isaías, cuando él tiene
el encuentro con el Señor, inmediatamente ve una respuesta de esos serafines
que empiezan a decir Santo, santo, santo Jehová de los ejércitos.
Imagínense en la presencia
del Señor y que vengan ángeles a decirnos
Santo, santo, santo. Me imagino a Isaías en ese momento viendo su naturaleza de
pecado porque el dice ¡ay de mi!, que soy muerto, porque siendo hombre de
labios inmundos, han visto al Rey Jehová de los ejércitos.
Entonces cuando Isaías esta
delante de la presencia del Señor, los serafines le hacen ver a Isaías lo
grande y poderoso que es estar en una presencia del Santo de santos y Señor de
señores, y el dice eso, exclamando que él, era un hombre inmundo de labios.
Entonces para estar en la presencia del Señor; Hay que estar limpios.
La
Presencia del Señor
En el antiguo testamento
vemos que los Reyes, los profetas y los Sacerdotes, eran los que estaban en la
presencia del Señor. Acá también podemos ver como Isaías estaba en la presencia
y tenia que ser purificado, porque para nosotros estar delante de la presencia
del señor, tenemos que estar purificado.
Y veía como el Señor había actuado con
Isaías que tenia que ser limpio; Borrarle la iniquidad del pecado que tenia Isaías
para permanecer en la presencia y el Señor obrar en Isaías lo que Él quería. Es
por eso que hace ese toque santo en los labios de Isaías.
Nosotros vemos que en el
antiguo testamento hay mucha información acerca de lo que el Señor quería
actuar, y darle un mensaje a la humanidad, sin embargo lo más lindo de la
santificación es, que así como por Adán entró el pecado a mundo, nosotros somos
santos por Jesucristo.
La
obra del Espíritu Santo
Nosotros tenemos que
entender que la santificación es una obra que pertenece al Espíritu Santo, así
como la salvación no la podemos alcanzar por nuestras fuerzas, la santidad
tampoco la podemos alcanzar por nuestras fuerzas.
No es que yo me valla a
proponer ser santa, eso es lo que nos esta enseñando ese pasaje bíblico. Tuvo
que venir la mano de Dios a través de sus serafines y tocarle, para ser limpio
a Isaías.
Asimismo vino Jesucristo al mundo para limpiarnos de todo pecado y
para ser de nosotros, un sacerdocio limpio, puro, que ande delante del señor y
su presencia. Y de eso se trata este mensaje, de ese sacrificio que hizo Jesús
en la cruz del calvario, ese sacrificio lo hizo el Señor para que nosotros
tengamos vida y vida en abundancia, pero hay, algunas cosas que si dependen de
nosotros.
Ser
santos
Dice: Ser santos es
purificarte, poner aparte para Dios, es la santificación. Lo que significa que
alguien hizo que nosotros fuéramos santos, este fue Jesucristo, quien cargo
nuestras culpas, el que borró todos nuestros pecados con su sangre.
Tenemos que
entender que Jesucristo allí dio su vida para limpiarnos de nuestros pecados.
Porque es maravilloso ver como el señor dice que nos toma como barro en sus
manos y comienza a formarnos y después soplar ese aliento de vida sobre
nosotros y decirnos que somos su imagen y su semejanza.
Tenemos cualidades divinas
que fueron robadas por el enemigo cuando Adán pecó, y eso lo tenemos que
entender, yo creo que la tristeza mas grande que Jehová Dios tubo, fue cuando
Adán y Eva pecaron, fue que se apartaron de su presencia, fue que echaron por
el piso la grandeza de la perfección de nosotros como creatura, porque Dios no
se complació cuando hizo los arboles, cuando hizo los animales, no.
Él se
complació cuando hizo al hombre, y se identificó tanto, que lo hizo para que
nosotros tuviéramos comunión con él, porque dice la palabra que aun los
ángeles, aun los serafines no pueden estar en comunión con el padre. Solamente
ese privilegio lo tenemos nosotros, amén por eso.
El privilegio de ir a que
nuestro padre, y de que nuestro padre vuelva a tomar ese barro, y nos vuelva a
moldearnos conforme a lo que Él quiere en nosotros.
Sin
santidad nadie verá al Señor
Yo veía como el Señor puede
volver a tomar barro, y volver hacer la obra, una y otra vez, una y otra vez,
por eso es que para el no hay nada imposible. Él vuelve hacer el órgano que
nosotros queremos o que tenemos afectado, Él puede cambiar ese pensamiento que
nos perturba, que nos roba el sueño.
Él puede quitar aquello que te esta
molestando, llámese enfermedad, trabajo, porque a veces es mucho mas la carga
que el beneficio.
Y este es el fundamento de
este mensaje. Cómo el Señor quiere tu santificación, porque a través de la
santificación dice la palabra, que sin santidad nadie verá al Señor. Es un
requisito para nosotros ver al Señor.
Dice la palabra en Levítico
11:44-45. Que la santificación no es algo que yo quiero, sino que es un
mandato.
La
santificación es un mandato
¿Cuantos sabemos que la
santificación es un mandato de Dios?
Es un mandato de Dios, nosotros estamos
llamados y obligados a ser santos, es un mandato porque el quiere que nos
encontremos en la vida eterna, entonces dice:
“Porque
yo Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificareis, y seréis santos,
porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal
que e arrastre sobre la tierra.
Porque
yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios:
seréis, pues, santos, porque yo soy santo.”
Otra vez él vuelve a darnos
esa característica que Él hizo cuando nos formó. Y que Adán permitió que el enemigo nos las robara,
a través del pecado. Porque el pecado es el único que nos roba la santidad.
Nosotros tenemos que
entender que somos alma, cuerpo y espíritu. Pero para nosotros llegar al
espíritu que es la parte mas profunda de nuestro ser, tenemos que pasar por
nuestro cuerpo y nuestra alma, y si nuestro cuerpo y alma no se sujetan al Dios
altísimo, mucho menos el Señor puede obrar en nuestro espíritu.
Por eso es que nosotros cuando aceptamos a
cristo, lo confesamos, Él entra y el Espíritu Santo entra a morar en nuestras
vidas, pasamos a ser templos y moradas del Espíritu Santo de Dios. ¿Por qué?
Porque la santificación aunque es un mandato, no la podemos lograr por fuerzas
propias.
Dice también en I Pedro 1.
15-16. Sed también vosotros santos, en toda vuestra manera de vivir.
“Sino,
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir; porque escrito esta: Sed santos, porque yo soy santo.”
Llamados
a ser santos
Cuando leía esto decía: yo
si estoy lejos de tu santidad. Porque es tan fuerte verdad, pero el Señor nos
dice que esa es nuestra cualidad, sed santos porque yo soy Santo, yo puse mi
Santo Espíritu en ti, y lo dice su palabra, nosotros estamos llamados a ser
santos, pero ¿santos para que?
Santos para apartarnos del
mundo, santos para no contaminarnos, eso es ser santos, porque dice que santo
es algo apartado, que no tiene contaminación, algo que no tiene pecado. Y yo me
pregunto:
¿Cómo yo voy a ser santo
dentro de un mundo en donde cada momento abrimos nuestros ojos, lo que hay es
pecado, lo que hay es carne?
Pero es que allí es donde esta la santificación,
porque el quiere que nosotros seamos esa luz para el mundo, esa sal de la
tierra, pero sin santidad nadie verá al Señor.
Dice la palabra que el
mundo desea ver la gloria de Dios, porque nosotros necesitamos apartarnos un
poco y de eso vamos a hablar.
Nosotros tenemos que
esforzarnos por vivificar, aminar el Espíritu Santo que Dios puso en nuestras
vidas, porque así como el Espíritu Santo se contristan, asimismo se vivifica.
Necesitamos
apartarnos un poco
La palabra de Dios nos dice
en Romanos 8.1.
“Ahora,
pues, ninguna condenación hay para os que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado
y de la muerte.
Porque
lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en
nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque
los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque
el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por
cuanto los designios de la carne de la carne son enemistad contra Dios; porque
no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según no
pueden agradar a Dios.
Más
vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu
de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
Él.
Pero
si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad esta muerto a causa del pecado,
más el Espíritu vive a causa de la justicia.
Y
si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el
que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Así
que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la
carne;
Porque
si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las
obras de la carne, viviréis.
Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Pues
no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre!
El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.”
Gloria a Dios por esta
palabra, lo primero que tenemos que entender que la ley del Espíritu de vida
esta en Cristo Jesús, la ley del espíritu de vida esta en Cristo Jesús, y
aquellos que hemos reconocido a Jesucristo como Señor de nuestras vidas, el
Espíritu Santo dice la palabra, que debe morar en nuestras vidas y pasamos hacer sacerdocio, pueblo santo, escogido por
Dios.
Es la promesa de Dios, ya
no necesitamos otro intercesor más que el Espíritu Santo que nos lleve al
Padre, a través de su hijo amado Jesucristo.
Es maravilloso entender que
todo creyente puede llegar a Dios sin hacer sacrificio, porque primeramente él
nos escoge, él nos hizo sus criaturas, nosotros somos comprados a precio de
sangre, el precio que pago Jesucristo por nosotros es muy alto, y nosotros no
podemos vivir como vive el mundo, y allí esta la santificación, la
santificación esta en que yo pueda ayudarme a mi misma, orando, disponiendo
nuestro corazón, porque si no, él no va a obrar, entonces es allí donde esta el
compromiso con Dios por parte de nosotros.
Yo
tengo que decidir
Hay un compromiso de
decirle al mundo, yo no puedo ser adicta al mundo, allí esta la diferencia,
tener tiempo para aquel que me creó, y obre en mi vida, el no va a buscar la
santificación en nosotros así como la fotosíntesis, no eso no es así, o por
osmosis que un cuerpo pasa a otro cuerpo, tampoco es así, es un encuentro
personal, es algo que tu tienes que decidir, yo tengo que decidir, si yo veo
televisión, veo la novela o si me aparto un rato par hablar con mi Dios.
Yo tengo que decidir si
Dios me va a ayudar, para dejar un cigarrillo, yo tengo que decidir no comprar
más cigarrillos.
Es tan fuerte lo que es la
santificación que las escrituras nos dice que tenemos que apartarnos, no tocar
nada impuro, porque así era el pueblo levita, esa tribu, como estaba apartada
para el Señor, ellos no podían tocar nada inmundo, entonces yo decía, Señor,
entonces así yo no puedo, porque para empezar, yo no tengo esa naturaleza de
santidad, o si la tengo pero a través del su Espíritu Santo.
Pero no la tengo
en mi carne, ni la tengo en mi alma, la tengo dentro de mi espíritu, pero para
que ese Espíritu Santo obre en mi carne y es allí donde va el mensaje, yo soy
la que tengo que darle autoridad, yo soy la que tengo que decirle a mi cuerpo
como vestirse, decirle a mis labios como deben hablar, tengo que aprender a
dirigirme, porque tengo que entender de una ves por todas que somos templos
vivos del Espíritu Santo de Dios, y que no puedo hacer con mi vida lo que me de
la gana, no podemos seguir viviendo distraídos, como lo dice Santiago, como las
olas del mar, que van y vienen, con doble animo, no.
Tenemos que aprender que
nuestro si sea si y nuestro no sea no, eso es santificar nuestras vidas, ayudar
al Espíritu Santo para que el obre.
Santidad
y Autoridad
La santificación te da una
autoridad, que no la tiene nadie, con santificación en tu vida tu tienes un
reflejo que lo ve el enemigo. Porque dice la biblia que el anda como león
buscando a quien devorar.
Y ¿Cómo anda un león? El no
se lanza de una vez, el comienza a rondar, para empezar, aquello debe olerle a
carne, porque dice la palabra, que quien se somete a Dios el diablo huye, o sea
que cuando el Espíritu Santo de Dios mora en nosotros nos da un olor, olor
fragante de real sacerdocio, porque el sacrificio de Jesucristo que hizo en la
cruz del calvario, es el olor fragante a Dios, pero nosotros tenemos la
potestad de lo que queremos oler, si a nosotros nos da la gana de oler a
espíritu o a carne, pero les voy a advertir una cosa, el que huele a carne se lo
come el león, el enemigo lo devora.
El anda buscando es carne,
presa que le satisfaga, para destruirlo, a veces lo devora tanto que hasta los
huesos se los come. Y para levantar esa criatura solo Dios hace el milagro.
Así que ese es el mensaje
de Dios, nosotros somos lo que tenemos esa autoridad de vivir en el Espíritu, o
de decidir de seguir viviendo en la carne como lo hace todo el mundo, No
podemos estar satisfaciendo solo nuestro cuerpos, tenemos que rendirle al Dios
altísimo nuestro cuerpo alma y Espíritu, no es por merito, por que yo me lo
proponga, pero debemos permitirle al Espíritu Santo, que valla obrando en mi
vida, que valla sembrando la semilla de la verdad, y esto es por Fe.
Santidad
y Fe
Dice en hechos 15:8-9.
Y
Dios que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo
lo mismo que a nosotros;
Y
ninguna diferencia hay entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus
corazones.
La fe es la que hace, que
el Espíritu Santo empiece a purificar nuestros corazones, es la fe, porque la
fe es la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve.
Yo tengo que sentir la
certeza en mi corazón de que algún día, veré a mi Dios, y que voy a estar junto
a su trono, y de que voy a rendirle cuentas a él, pero si yo no tengo esa fe,
esa certeza, pues como dice pablo: vivamos y comamos, porque mañana moriremos.
Pero nosotros no estamos
llamados a eso, sino que estamos llamados a llevar un mensaje de esperanza a la
gente, llevar un mensaje diferente a la humanidad, el mensaje de Jesucristo.
Tenemos que tratar de no
oler a carne, porque el enemigo no solo nos ve, sino que el huele, cuando
nuestro espíritu esta apagadito, ese olor le llega, y la carne huele podrido,
hiede, la carne contamina, y esa es la diferencia.
El fruto es el resultado de
una semilla que fue sembrada y que creció y se convirtió en un árbol, y allí
sale el fruto. Entonces nosotros tenemos la simiente de Cristo, la semilla que
vive en nosotros, es Cristo.
Y estamos llamados a que
ese fruto sea espiritual y no quiere decir con eso que nos vamos a aislar de la
gente, de la familia, no, no estamos hablando de eso, estamos hablando de ti,
de tu relación con Dios, porque no es con tu fuerzas, no es con ejércitos, como
dice la palabra, no es con espada, es con la fuerza del Espíritu Santo en mi
vida.
Santidad
como fruto
Para yo tener esa fuerza
necesito comulgar con mi Padre, necesito leer la palabra, porque la fe es por
el oír, el oír la palabra de Dios, y es allí donde se va afianzar, ir a la
iglesia, buscando también de Dios, allí esta mi responsabilidad, buscando la
ayuda.
Dice la palabra que en la multitud de consejeros esta la sabiduría, esta
la victoria, pero hay que buscar la sabiduría en quien la tiene, yo no puedo ir
a que me aconseje cualquier loco, yo tengo que buscar la sabiduría en aquel que
me puede dar sabiduría, y dice que el principio de la sabiduría es el temor de
Dios, o sea yo debo ir a la gente que teme a Dios, allí es donde tengo que ir a
buscar un consejo, al altar del Señor.
La palabra dice:
Los que son de la carne piensan en las
cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Y eso es así, si una
persona ve todo el tiempo pornografía, en que va a estar pensando, en sexo,
porque eso es lo que le esta diciendo su mente, y si esta jugando todo el
tiempo con los teléfonos o en internet en la computadora, siempre va a estar
pensando en eso, duerme y sueña con eso, es tremendo, la vida misma es
tremenda, si nosotros que somos de Cristo nos cuesta a veces permanecer en
nuestros pensamientos en el Señor, como será en aquellos que no lo avivan, -yo
me hago esa pregunta- porque a veces el trabajo te adsorbe, entonces te quita
todo, se te olvida tu esposo, tu esposa, se te olvida tus hijos, y todo es el
trabajo y el trabajo, entonces para sacárselo de la mente, cuesta mucho, porque
andamos en la carne.
Pero que lindo es cuando
nosotros tenemos el pensamiento en el Señor, y por eso es que la palabra de
Dios es clara, dice que nosotros tenemos que llevar cautivo nuestros
pensamientos, a la presencia de Cristo Jesús Señor nuestro, solamente cuando
llevamos cautivos los pensamientos, Dios comienza a obrar en nuestras vidas,
pero tenemos que poner de nuestra parte.
Dice la palabra:
Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Entonces nos identificamos
como hijos de Dios. Tenemos que tener identidad y aprender a decirle las cosas
al demonio para que huya, debemos hacer un hábito en nosotros, porque somos luz
y sal de la tierra.
Y aunque todavía no veamos
los cambios, pero creemos que el cambio esta hecho, porque la simiente de
Cristo vive en nuestro corazón, y vive en nuestra familia, porque es promesa de
Dios, la promesa de Dios es, Cree en Jehová y será salvo tu y tu casa, el
tiempo, él lo sabrá, pero yo tengo que ayudarlos, yo tengo que testificar, y yo
le doy gloria a Dios porque mi familia confesó a Cristo como su salvador.
Porque fiel y justo es quien nos ha dado la palabra, Santo, santo, santo.
Nuestro Dios es Santo y nosotros tenemos que ser santos.
El
enemigo NO puede tocar a los santos
Hay una promesa en la
biblia que esta en I Juan:5:18.
Sabemos
que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
Amén.
Y es que no nos puede
tocar, es que el que vive en el Espíritu, no puede, porque Dios es santo, y si
nosotros buscamos santificar nuestras vidas conforme a esa naturaleza de Dios,
el enemigo no nos puede tocar, porque nosotros somos su olor fragante a
espíritu de Dios, es difícil pero no imposible, con la ayuda de Dios todo lo
podemos lograr, porque todo lo podemos en Cristo Jesús Señor nuestro.
Nosotros si podemos ser
diferentes, apartados, santificados, somos pueblo elegidos por Dios, debemos
diariamente decirnos que somos hijos del altísimo, Jesucristo en la cruz del
calvario nos lavó con su sangre, me redimió, para ser una nueva criatura, el
Espíritu Santo vive en mi corazón, yo soy templo vivo y morada del Espíritu
Santo de Dios.
Y voy a obrar conforme a su
grandeza, a su poder, y empezaremos a hablarles a las montañas, y esas montañas
van a tener que moverse, porque tenemos la convicción de que aquel que nos
llamó, de la tinieblas a la luz, nos va a fortalecer, y acompañar, es el
respaldo que nosotros tenemos, amén.
Así que esforcémonos por
oler a espíritu de Dios, esforcémonos por no olor a carne, esforcémonos porque
esa carne cada día muera, y viva el Espíritu Santo en nuestras vidas.
Somos
hijos del altísimo
El mundo lo que esta
necesitando en estos momentos es que nosotros, los miembros del ejercito del
Dios altísimo, entendamos con nuestro comandante, Jehová sabaó, comandante en
jefe de todo, el ejercito de Dios, es el que va comandando nuestras vidas, él
va delante como poderoso guerrero, no tengamos miedo, no tengamos temor, porque
si Cristo esta con nosotros, el diablo no nos puede tocar, no puede ni siquiera
acercarse, ese es el mensaje, ya esta bueno de nosotros sentirnos debiluchos,
nosotros somos mas que vencedores en Cristo Jesús, nadie puede tocarnos sin la
autoridad de Dios Padre.
Pero para eso debemos todos los días donar nuestras
vidas a aquel que nos las dio, donarla,
para que ese barro nuevamente sea hecho, sea moldeado, tome forma, declaramos
hoy que somos hijos del altísimo que el Espíritu Santo aviva nuestras vidas y
nos de vida en abundancia, prosperidad, vida de alegría, vida de alcanzar lo
inalcanzable, porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Amén.
Revisión jorge valera 2015
Tu punto de encuentro
La Familia de Dios